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Elegir entre la lactancia materna y la lactancia con leche de fórmula es una de las decisiones más importantes que tienen que tomar los padres que esperan a un bebé y que lo acaban de tener.

Una serie de organizaciones, como la Academia Americana de Pediatría (AAP) la Asociación Médica Estadounidense (AMA, por sus siglas en inglés), la Asociación Dietética Americana (ADA) y la Organización Mundial de la salud (OMS), recomiendan la lactancia materna como mejor opción para alimentar a un bebé. La lactancia materna ayuda a defenderse de las infecciones, a prevenir alergias y a proteger contra diversas afecciones crónicas.

La AAP recomienda alimentar a los bebés exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida. A partir de ese momento, se anima a las madres a proseguir con la lactancia materna por lo menos hasta que el bebé tenga 12 meses, y durante más tiempo si tanto la madre como el bebé así lo desean.

Aunque los expertos consideran que la leche materna es la mejor opción nutricional para los bebés, la lactancia materna puede no ser posible para todas las mujeres. En muchas de ellas, la decisión de dar el pecho o el biberón al bebé se basa en criterios de comodidad, estilo de vida y situaciones médicas específicas.

Para aquellas mujeres que no pueden amamantar a sus bebés o que deciden no hacerlo, las “leches de fórmula” (también conocidas como “leches infantiles” o “leches maternizadas”) son una alternativa saludable. Las leches infantiles proporcionan a los bebés los nutrientes que necesitan para crecer y desarrollarse.

 

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